jueves, 31 de marzo de 2011

Breve Panorama de la Salud Mental en México

Breve Panorama de la Salud Mental en México

AUTOR

Lic. Déborah Buiza Goyri
Dr. Angel Mauricio Soriano Perez


Los trastornos mentales no sólo afectan a los individuos quienes las padecen sino sus efectos se pueden observar en su entorno y en sus interrelaciones, es decir en su ambiente familiar, laboral y social. En la actualidad no sólo vemos personas con trastornos mentales sino sociedades enteras bajo los efectos de ellas.
En México distintas voces han señalado la urgente necesidad de estudiar y atender los padecimientos neuropsiquiátricos, ya que estos ocupan el quinto lugar como carga de enfermedad, que considera indicadores de muerte prematura y días vividos con incapacidad, así también señalan a la esquizofrenia, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y al alcoholismo como enfermedades discapacitantes; por si esto fuera poco, alertan sobre el hecho de que uno de cada cinco mexicanos presenta al menos un trastorno mental en su vida.
Las condiciones políticas, económicas y sociales de nuestro país no han permitido el desarrollo de un ambiente propicio para la salud mental de sus habitantes por lo que el número de habitantes con desórdenes mentales, neurológicos y del comportamiento va en aumento con efectos en la calidad de vida individual y social.
Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) entre el 38 por ciento y el 42 por ciento de los casos registrados en el consultorio de Medicina Familiar son de pacientes con algún trastorno psiquiátrico, por lo que la alerta va en aumento ante este tipo de padecimientos, especialmente ante el índice de suicidios anual de entre 4 mil y 6 mil personas a consecuencia de ansiedad, depresión, estrés, soledad, desesperanza, exigencias sociales, sentimientos de culpa y rechazo.
En nuestro país existe alrededor de un 17 por ciento de embarazos adolescentes; fenómeno relacionado con el maltrato infantil, problemas físicos y psicológicos durante el embarazo, deserción escolar y relaciones de violencia entre la pareja. De acuerdo con un estudio del Instituto de Seguridad Social para los Trabajadores del Estado de México y Municipios (ISSEMYM) los hijos e hijas de madres con edades entre 15 y 19 años de edad presentan triple riesgo de no ser aceptados o no contar con la higiene o nutrición suficiente; así también se encontró que la autoestima de estas chicas se encontraba en la clasificación como regular a baja y en un 38 por ciento presentaba depresión.
En cuanto a la violencia intrafamiliar los datos reportados por organismos como el INEGI a partir de su Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares son alarmantes, así se documenta que 47 de cada 100 mujeres de 15 años y más que conviven con su pareja en su domicilio sufren violencia emocional, económica, física o sexual por parte de su compañero.
La violencia de género se ha identificado como un factor de riesgo para sufrir trastornos mentales; se ha encontrado que las principales víctimas presentan mayor incidencia en depresión, toxicomanías, actos autodestructivos e intentos de suicidio. Así mismo se han encontrado otros factores incidentes en esta problemática como lo son asumir la responsabilidad de armonizar las emociones en la familia, los conflictos y tensiones familiares, tener una relación de pareja no satisfactoria y la “doble jornada”.
Además de la violencia intrafamiliar, se han detectado modificaciones en la estructura familiar como es el caso en el que la mamá o el hermano mayor llevan el mayor peso del hogar, y existe una “tendencia a la soledad” en los niños debido a las ocupaciones laborales de sus tutores (Primera Encuesta de Padres, SEP).
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Familias (ENDIFAM), realizada por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM señala como principales motivos de conflicto en las familias los problemas económicos, de convivencia o comunicación, relativos a la educación, el hogar, adicciones, los celos, la infidelidad y la violencia.
La violencia no sólo ha incrementado a nivel familiar, sino también en el ambiente escolar denominado “bulling”. El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en su estudio “Disciplina, violencia y consumo de sustancias nocivas a la salud en escuelas primarias y secundarias de México”, da a conocer que un 17 por ciento de los estudiantes de primaria ha recibido amenazas por parte de otro alumno o de un grupo de compañeros, en secundaria el índice es de 14 por ciento. Respecto a las agresiones verbales y a la violencia física se presentan con mayor énfasis en escuelas en condiciones de marginalidad, donde muy posiblemente se reproducen como una forma de relación aprendida en casa. En este mismo estudio se informa que 15.9% de los alumnos de primaria y 24.5% secundaria reportan haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en su vida.
En cuanto a la deserción escolar la Secretaria de Educación Pública ha admitido el aumento del abandono y señala que un 5% de los niños de 12 años de edad en el país no acuden a la escuela; en el diagnóstico “Retos educativos” de la misma dependencia se menciona que más de 12 millones de niños de 5 años hasta jóvenes de 18 no asisten a la escuela, entre las causas están la drogadicción, los temas de salud, la depresión o autoestima de los estudiantes y la violencia en torno a ellos y a sus familias.
Los jóvenes son una población vulnerable por los elementos ya antes mencionados, la ansiedad, depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, anorexia y bulimia atacan principalmente a este estrato de la población, comprendido entre los 15 y 25, y cuyos efectos llevan a que el suicidio sea la segunda causa de muerte en este estrato poblacional (INEGI).
La encuesta Nacional de Salud Mental del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” (2003) pone en evidencia que las adicciones, los trastornos y la depresión como principales trastornos que afectan a los mexicanos. Los trastornos de ansiedad afectan a un 3 por ciento de la población, los depresivos otro 3 por ciento mientras que las adicciones representan un 2.9 por ciento.
También se señala que en diez años se ha triplicado el número de suicidios sobretodo en jóvenes y ancianos, identificándose como elementos de este fenómeno la situación de estrés y la falta de oportunidades de desarrollo, sobretodo en el caso de los jóvenes son elementos que lo llevan a deprimirse con facilidad, a lo que se suman situaciones de desintegración familiar, problemas económicos, adicciones, etc.
Elementos que se relacionan con los padecimientos que se han mencionado están el aumento en el consumo de alcohol como pone en evidencia un estudio realizado por la Secretaria de Salud del Distrito Federal en el que se encontró que uno de cuatro jóvenes menores de 18 años en la ciudad se embriaga al menos tres veces al mes, con lo cual el alcoholismo representa la adicción más grave entre esta población, teniendo una incidencia de la de la dependencia al alcohol en comparación con otras drogas 10 veces a una.
El Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic) también ha reportado la existencia de 32 millones de bebedores, entre los cuales el 40 por ciento se encuentran en una “etapa adictiva preocupante” y 3 millones tienen serios problemas de dependencia. En el caso de los menores hay 250 mil que sufren “serios problemas en su manera de beber”. También destaca que el aumento en el consumo de alcohol y drogas aumento en las mujeres, triplicándose en el lapso de quince años en el primer caso y en un 40 por ciento en el segundo. Sin embargo hay diferencias en las razones de consumo, relacionándose con ansiedad en los hombres (mayor consumo en marihuana y cocaína) y con trastornos depresivos en las mujeres (mayor consumo en metanfetaminas y anfetaminas).
En México, según cálculos hechos por el Instituto Nacional de Psiquiatría existen alrededor de 15 millones de mexicanos que padecen depresión, y a pesar de que esta enfermedad esta relacionada con el abuso en el consumo de drogas y el suicidio, menos del 30 por ciento recibe atención médica.
La falta de atención adecuada tiene varios elementos, entre ellos, principalmente en el caso de la depresión está en que los pacientes presentan síntomas físicos que se confunden con otras enfermedades por lo que son medicados y canalizados errónea y tardíamente con el especialista adecuado, más grave aún es el promedio de once meses en los que los pacientes tardan en visitar al médico por estos síntomas, debido que se les resta importancia.
En el estudio “Prevalencia y diagnóstico de depresión en población adulta en México” (Belló M, Puentes-Rosas, Medina-Mora ME, Lozano R. Salud Pública, Mex 2005; 47 supl 1:S4-S11) reporta una prevalencia de 4.5% 5.8% en las mujeres y 2.5% en hombres, así también que esta aumenta con la edad y disminuye al aumentar la escolaridad, y concluye mencionando que éste es un padecimiento sumamente frecuente en personas adultas asociada a condiciones de vulnerabilidad.
Este estudio nos muestra varios puntos que es preciso analizar. Por una parte la disminución de la prevalencia relacionada con el aumento en la escolaridad. En México, según datos de la Secretaria de Educación Pública, hay 5.17 millones de personas que no saben leer ni escribir, 9.8 millones que no terminaron la primaria, 14.6 millones que carecen de secundaria, y existe un aproximado de 525,000 jóvenes que por diversas razones cada año se incorporan al rezago educativo, lo que los convierte en población vulnerable a este padecimiento.
Respecto al aumento conforme a la edad y a las condiciones de vulnerabilidad, son dos focos rojos para el sistema de salud y para el trabajo que realizan las organizaciones de la sociedad civil en el campo de salud mental debido a las estimaciones sobre el número de adultos mayores de 60 años que existirán para el 2050, en una proporción de uno por cada cuatro mexicanos.
El envejecimiento demográfico no sólo ejercerá una fuerte presión en los sistemas de pensiones de retiro sino también en lo que respecta al cuidado de la salud mental de esta población. Un aspecto de esta problemática es el número de profesionales que existen para cubrir las necesidades de tratamiento. De acuerdo con la OMS nuestro país cuenta sólo con 2.7 psiquiatras por cada 100 mil habitantes y con .5 camas en hospitales especializados en enfermedades mentales por cada 10 mil, lo que implica un reto y una necesidad el capacitar a los médicos familiares quienes reciben en primera instancia a los pacientes para poder canalizarlos con especialistas como psiquiatras, psicólogos y neurólogos.
Otro elemento asociado a la depresión es la ansiedad la cual prevalece especialmente en personas: que viven en condiciones de inseguridad, que viven bajo presión o temor constante, que han vivido violencia o violación, responsables de niños o enfermos, o condiciones laborales negativas.
En el caso de la esquizofrenia un 7 por ciento de los mexicanos la padece y sólo un 10 por ciento tiene un empleo estable. En esta enfermedad habría que señalar que el desgaste emocional de la familia y lo elevado de los costos de los tratamientos pone en una situación crítica no sólo a la persona afectada sino a todo su entorno.
En cuanto a los trastornos de alimentación se refiere en nuestro país se han detectado 20,000 casos de anorexia en mujeres y 1,000 en hombres. Tanto en hombres como en mujeres los trastornos en la alimentación se relacionan con la depresión y trastornos de ansiedad, así también con trastornos obsesivos- compulsivos. Este padecimiento también esta relacionado con la obesidad, por lo que puede esperarse que en unos años se agudice este problema debido a que se ha incrementado de forma alarmante las personas que tienen sobrepeso (dos de cada diez niños son obesos, mientras que en adultos la cifra alcanza un 70 por ciento de la población).
Además de la afectación a nivel individual y familiar que representa el padecimiento de un trastorno mental existen repercusiones económicas en distintos niveles. Por ejemplo, en Estados Unidos el gasto anual en tratamientos oscila en 148 billones de dólares.
En México el Consejo de la Comunicación realizó un estudio en el cual se relacionaron la integración/desintegración familiar con la productividad laboral y cuyos resultados muestran el impacto que existe a nivel económico y laboral cuando las personas se enfrentan a problemas relacionados con la salud mental.
Este estudio estimó que anualmente se pierden alrededor de 23 millones de horas de trabajo por problemas familiares que merman el desempeño laboral, lo que representa pérdidas para las empresas por 8 mil millones de pesos. Entre los problemas más comunes que se destacan como fuente de desequilibrio están los económicos, pleitos y enojos, salud y falta de respeto entre los miembros de la familia, alcoholismo, violencia intrafamiliar, falta de cooperación y drogadicción. Otros problemas expresados, en torno a la relación de pareja, son la falta de comunicación, infidelidad, divorcio, violencia y falta de apoyo. En problemas económicos se enuncian el desempleo de la pareja, falta de solvencia para cubrir necesidades básicas y deudas.
En relación con estas problemáticas el estudio señala que las personas presentan enojo, estrés, tristeza, culpa, frustración, angustia, baja tolerancia e inestabilidad. Los efectos en el trabajo son cansancio, bajo rendimiento, mal humor, aislamiento, conflictos con los compañeros de trabajo, impuntualidad, depresión, ausentismo, bajo compromiso, problemas de comunicación, adicción al trabajo, accidentes, aumento en el consumo de alcohol o drogas, renuncias y despidos.
Otros especialistas han detectado que el estrés laboral afecta a más del 20 por ciento de los trabajadores en México, ocasionando baja productividad en las empresas, episodios de depresión, agotamiento, insatisfacción e irritabilidad entre los empleados.
Los problemas de salud mental que afectan a las personas inciden en toda la sociedad por lo que representan un reto para el desarrollo de cualquier país en cuanto la detección, prevención y tratamiento.
El carecer de salud mental va más allá de los problemas físicos y emocionales que afectan a las personas sino que implican costos económicos a nivel individual, familiar y social ya que incrementan los años en los que se viven con discapacidad afectando la productividad y observándose fenómenos como el abandono de empleo o de la escuela, desintegración familiar, violencia al interior y exterior de la familia, pocas oportunidades de empleo y educación, discriminación, etc.
Es un error subestimar los problemas de salud mental o querer limitarlo al ámbito de lo privado, es menester dimensionarlo también en sus relaciones sociales y a partir de ello generar soluciones, en las que se incluyan programas específicos, campañas de información y de prevención, capacitación y mayor presupuesto (actualmente sólo se le destina el 1 por ciento del presupuesto).
La situación actual en la que vivimos, el estilo de vida en el que impera el estrés, la competencia, el desempleo y el nivel de violencia, entre otros fenómenos sociales, son un ambiente propicio para el desarrollo de estas enfermedades por cual muchos especialistas han dado señales de alerta, ya que afectan el tejido social y a las personas de manera muy especial a los niños y jóvenes quienes crecerán y se verán en la predisposición a enfermedades que mermarán sus capacidades físicas, emocionales e intelectuales.


Referencias


• Panorama de la salud mental en las mujeres y los hombres mexicanos. Instituto Nacional de las Mujeres con datos de la Secretaria de Salud, diciembre 2006
• La Salud Mental en México. Dr. Juan Martín Sandoval De Escurdia. Servicio de Investigación y Análisis. División de Política Social. Cámara de Diputados LIX Legislatura.
• Programa de Acción en Salud Mental. Secretaria de Salud. 2001
• Prevalencia de trastornos mentales y usos de servicios: resultados de la Encuesta Nacional de Epidemiología psiquiátrica en México. Salud Mental. Vol. 26 Núm 4. Agosto 2003
• Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares. INEGI
• Primera Encuesta de Padres, Secretaria de Educación Pública.
• Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Familias (ENDIFAM), Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) UNAM
• Estudio “Disciplina, violencia y consumo de sustancias nocivas a la salud en escuelas primarias y secundarias de México”. Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
• Diagnóstico “Retos educativos”. Secretaria de Educación Pública.
• Primera Encuesta Nacional sobre Discriminación en México. Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y la Secretaria de Desarrollo Social.
• Reporte “Salud mental en un mundo cambiante. El impacto de la cultura y la diversidad” Organización Mundial de la Salud.
• Encuesta Nacional de Salud Mental del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” (2003)
• Estudio “Prevalencia y diagnóstico de depresión en población adulta en México”. Belló M, Puentes-Rosas, Medina-Mora ME, Lozano R. Salud Pública, Mex 2005; 47 supl 1:S4-S11

• Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic)
• Instituto Nacional de Psiquiatría
• Organización Mundial de la Salud
• Consejo de la Comunicación
• Instituto Mexicano del Seguro Social
• Instituto de Seguridad Social para los Trabajadores del Estado de México y Municipios (ISSEMYM)

Notas encontradas en los diarios El Universal, La Crónica, El Economista, Milenio, Reforma (2007-2008)

No hay comentarios:

Publicar un comentario