jueves, 31 de marzo de 2011

EDITORIAL "TOD"

EDITORIAL

INTRODUCION

En el proceso de desarrollo y crianza de los hijos, los padres enfrentan múltiples retos, desde enseñarle a dar sus primeros pasos, jugar con otros niños, usar el baño, hasta ayudarles a enfrentar problemas escolares, esto hace que los padres se vean en el día a día expuestos a muchas situaciones que demandan información, creatividad, acertividad, entre otras habilidades para tomar decisiones y actuar de manera adecuada.
Uno de los principales retos importantes de la niñez y la adolescencia es el moldeamiento de la conducta, este es un proceso que implica esculpir desde los detalles más sencillos hasta los rasgos esenciales que van a darle forma, simetría y aspectos estéticos a la escultura. Los hábitos adecuados a la norma social, se deben gestar desde las primeras etapas de la vida de todo niño. No obstante, no se debe olvidar, que todo niño posee una forma de ser y de reaccionar, que le ira perfilando a lo largo de la vida, adicionalmente a esto, los procesos de socialización, familiar y extrafamiliares se van a convertir en variables de consideración importantes dado que van a afectar de forma positiva o negativa la integración de patrones de conducta adecuados.
Hay niños que con frecuencia son castigados por mostrarse irritables, desafiantes, irreverentes, groseros, confrontativos o rebelde, este patrón puede llevar a pensar a los padres que se esta frente a un niño malcriado, que debe de ser reprimido para lograr un mejor control de la situación.
Es característico de niños con edades por debajo de los 9 ó 10 años. Viene definido por la presencia de un comportamiento marcadamente desafiante, desobedientes, provocador y la ausencia de otros actos disóciales o más graves que violen la ley y los derechos de los demás.
El TOD es un trastorno de conducta que se caracteriza por:
• Cuadros recurrentes de berrinches, los que tienen como característica ser desproporcionados y sin relación directa a los estímulos que el niño recibe de su entorno.
• Con frecuencia su accionar conductual esta motivado hacia el hecho de generar molestia y desorden en los otros.
• Interpreta, asimila e integra las reglas a su antojo y tiende a desobedecerlas.
• No se siente conmovido por las consecuencias dolorosas e incomodas que genera en las personas que están a su alrededor.
• Suele presentar un patrón de oposición frente a cualquier solicitud hecha por los adultos, sean éstos o no de su entrono significativo.
• Tiende a desviar su responsabilidad, culpa a otros y busca justificaciones de forma mágica o fantasiosa.
• Se frustra fácilmente.
• Tiene un escaso control de impulsos.
• Tiene con frecuencia una actitud de enojo.
• Se puede ver envuelto en situaciones tensas e incomodas dado que no controla de forma adecuada el enojo.
• No posterga la gratificación, lo que quiere lo quiere de forma inmediata en las dimensiones impuestas por él.
El TOD implica un patrón de conducta desobediente, hostil y desafiante hacia todo lo que implique autoridad. Es importante considerar que uno de los criterios iniciales para el establecimiento del diagnóstico es que este debe presentarse por al menos durante 6 meses y las manifestaciones deben cruzar el umbral de lo que pueda considerarse como esperable para un niño en etapa similar, es decir que desproporciona y se sobredimensiona las reacciones conductuales, los intentos de corrección, formación y control usados por los padres no dan un buen resultado o fracasan con mayor probabilidad.
Ahora ¿cómo se explica? ¿Por qué se da el TOD? Si bien actualmente no se puede determinar una causa única, hay dos enfoques teóricos que nos dan un buen marco de interpretación y comprensión.
TEORIA DEL DESARROLLO.
Desde la que se puede afirmar que esta configuración en la conducta inicial, inicia alrededor de los 2 años, se asocia a la dificultad de los niños para volverse autónomos, lo que los lleva a ser dependientes y excesivamente demandantes de la persona o personas que se constituyen en una referencia emocional, por lo que podríamos decir, a manera de explicación, ven a los demás como prolongaciones de sí mismos, lo que implica que estos deben actuar y funcionar hacia la gratificación de lo que el niño quiere, como esto no se da, se disparan las actitudes negativas o desafiantes como mecanismos adaptativo, que de forma equivoca pretende ser un medio de adaptación y obtención de gratificación placer, satisfacción de necesidades etc., es decir, esto crea un proceso en el que el niño se forma con una distorsión importante en lo que se refiere a autonomía independencia e individualización, lo que se puede convertir en un núcleo motor de la discrupción conductual.


TEORIA DEL APRENDIZAJE.
Sugiere que las conductas y características negativas o desafiantes, se dan por un mal aprendizaje a partir de un proceso inadecuado de reforzamiento que se han concentrado en un refuerzo de las conductas mal adaptadas, es decir que se crea una distorsión en el que el niño ha a prendido a funcionar desde un patrón en relación con lo que implica el ajuste a la autoridad.
El diagnóstico debe ser realizado desde una perspectiva integral y multidisciplinaria, en la que intervienen los padres, maestros, psicólogos, psiquiatras, pediatras y neurólogos, esto con el objetivo de establecer precisión y claridad, por lo que el patrón de conducta podría ser confundido con otros trastornos del comportamiento propios de la infancia, niñez y adolescencia, además de que es esencial descartar patrones de disfunción familiar, trastornos de ansiedad, trastornos atencionales o de hiperactividad.
CLINICA Y FORMAS DE PRESENTACION.
Por lo general, el profesional de atención escolar (primaria) va a percibir, desde muy temprano en el desarrollo del niño, la presencia de alteraciones conductuales, siendo la misma familia la que en sucesivas consultas va expresando al pediatra las dificultades para manejar al niño de forma adecuada, el exceso de rabietas o los problemas para relacionarse con iguales sin peleas o conflictos. Otras veces la familia minimiza o niega dificultades que el pediatra puede percibir tras observar el comportamiento del niño o el manejo las figuras parentales en varias consultas. La naturaleza evolutiva del TOD hace que el pediatra este en una posición muy importante para detectar la presencia de estos trastornos ya que es el único profesional que acompaña a la familia a lo largo de todo su ciclo evolutivo.
La sintomatología del TOD viene definida en los criterios diagnósticos de las dos clasificaciones internacionales utilizadas.: DSM-IV y CIE-10. Existen diferencias cualitativas entre los dos sistemas de clasificación, aunque ambos son herramientas útiles para que el pediatra revise los criterios enumerados para ver si se confirma su sospecha diagnóstica.
En cuanto al tratamiento, este debe ser personalizado y global, es decir que debe incluir las características individuales de cada niño, así como el entrono familiar, social y escolar del mismo, dado que no se puede generalizar estrategias únicas para todos los casos. En este sentido es esencial considerar la edad del niño, la historia general y clima familiar, el patrón de aparición de la conducta negativa o desafiante en lo que se refiere al cómo, cuándo y porqué la intensidad de los síntomas, estado general de la salud de los hijos, como ejes esenciales el abordaje de estos casos han establecido cuatro ejes de intervención que son importantes:
Terapia individual: desde una perspectiva conductual y cognitiva, es decir que se trabaja en el entrenamiento e integración de nuevas habilidades y conductas que a la vez están relacionadas con la instauración de nuevos modelos de pensamiento que pretende desarrollar una mejor integración de aspectos tales como: tolerancia, manejo de la frustración, reacción asertiva al estrés, integración de control consciente y análisis previo a la acción conductual, entre otros. Eso tanto para el niño como para los padres y maestros.
Terapia familiar: es esencial dado que pretende reestructurar los patrones de comunicación, afecto, establecimiento de límites, reglas, entrenamiento en el manejo de la tención, entre otros es fundamental que los padres se involucren en el tratamiento dado que el manejo y crianza de los niños TOD, genera emociones fuertes hacia el niño y hacia el papel de los padres, además de que afecta todo el sistema familiar.
Terapia grupal en el contexto social y escolar: está se plantea para las personas que están en relación con el niño aprendan a como manejarlo, desarrollen patrones de comunicación pretendan el desarrollo de procesos no confrontativos y de reforzamiento positivo de las conductas adaptativas que generan menor desajuste a la autoridad. De acá la importancia de que los amigos del niño o el adolescente tengan una relación que estimule una mejor percepción de sí mismo, al igual que se desarrolle una adecuada autoestima y auto valía de forma tal que se estimule una adecuada autonomía.
Medicamentos: la medicación es esencial en algunos casos, dado que estos contribuyen a establecer patrones de menor ansiedad, estés, tensión incrementan los niveles atencionales y los patrones de funcionalidad, pero este proceso debe ser llevado y supervisado por un profesional en medicina adecuadamente certificado.
En lo que respecta al manejo en casa, manejo y prevención es importante considerar los siguientes elementos.
Desde las primeras etapas de la vida del niño, se debe establecer con claridad, normas, rutinas, horarios y establecer lo que esta permitido no permitido y negociable.
La detección temprana de patrones negativos y desafiantes es esencial para establecer modificaciones en el manejo de los niños de manera que se puedan prever procesos de reforzamiento inadecuados.
En el caso de que el niño empiece a mostrar conductas desafiantes, los patrones de comunicación familiar deben evitar la agresividad, vocabulario soez descalificante o agresivo.
Las acciones de corrección deben estar concentradas en la conducta y no en acciones que descalifiquen la imagen, confianza, autoestima y auto percepción del niño.
Los padres deben mostrar un adecuado control del enojo, la comunicación entre ellos debe evitar características que impliquen un mal manejo del tono y contenido del lenguaje, pues son referente morales que deben proyectar una mejor funcionalidad, en caso contrario el niño puede copiar patrones que considerará como válidos dado que son asumidos desde lo que hacen y dicen sus padres.
El manejo de los conflictos familiares debe suponer una contención adecuada, la familia no puede entrar en crisis frente a lo que hace un niño TOD, se debe ser firme, claro y preciso en el establecimiento de límites, procurando que el niño perciba que el control de la situación la tienen los padres y que sus acciones no desestabilizan el sistema.
En cuanto a los procesos de corrección se debe ser muy causal, las consecuencias positivas tanto para corregir como para reforzar deben ser próximas a los eventos negativos o positivos que haga el niño, para establecer una adecuada correlación que les lleve a establecer patrones de ajuste y previsión.
La corrección debe ser flexible, consistente, coherente considerando la edad del niño, el nivel de comprensión, pero sobre todo evitando actuar desde la historia del enojo y frustración que los padres puedan acarrear por que esto puede hacerles perder la objetividad.
En cuanto a la relación con los docentes es esencial que exista una buena comunicación y una buena coordinación con ellos y con todos los profesionales que forman parte de proceso para establecer estrategias comunes,
¿Qué pueden hacer los padres cuando aparece este trastorno?
Los padres en primer lugar, deben recibir la información precisa sobre el trastorno que padece su hijo, así como las posibilidades que tiene de que este se corrija y no llegue a convertirse en un trastorno de conducta. Asimismo los padres deben evitar caer en el error de centrar toda su atención en su hijo con TOD, pues ello puede ocasionar más perjuicios que beneficios.
Apoyar al niño en todas aquellas situaciones positivas, reforzando sus actuaciones que demuestren flexibilidad y cooperación.
Auto imponerse unos tiempos de descanso, es decir, darnos un tiempo antes de actuar si consideramos que una actuación inmediata puede provocar un conflicto mayor.
Establecer prioridades en aquellas cosas que queramos que hagan nuestros hijos, de manera que se eviten situaciones de enfrentamientos.

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